En 1899, nació un niño que durante su vida iba a influir muchísimo a la cultura de Buenos Aires y de Argentina desde sus obras escritas. En su carrera, Jorge Luis Borges ayudó a esculpir una nueva estética alrededor de la cultura de Buenos Aires y de Argentina. Borges formaba a sus ideas sobre Buenos Aires de observar a la ciudad y cómo estaba cambiando, y presentaba sus ideas en su poesía y cuentos cortos. Es posible ver cómo sus ideas evolucionaban durante su vida, desde su niñez, un rato de vivir en Europa, y durante el resto de su vida que pasaba viviendo en Argentina. Aunque el contexto sociocultural de su vida y de la ciudad cambiaba, es posible observar que su uso de símbolos de la naturaleza permanece como una parte importante de cómo explica los elementos del escenario y de la cultura que componen Buenos Aires y le hace una ciudad especial y distinta.
Desde la niñez, los padres de Borges y las circunstancias de su vida estaban formando el base de cómo Borges intentaba a crear una estética artística alrededor de su ciudad más tarde en su vida. Según Borges en su obra, “An autobiographical essay,” su padre era anarquista, y debido a eso, le exigía buscar sus propias maneras de escribir y de navegar a la vida. Quería que Borges desarrollara una manera de pensar independientemente y de evadir la tendencia de pensar primera en la historia de Europa en vez de su propio país. Borges también describe la influencia que la biblioteca de su padre tenía en él como niño—era un lector voraz, cuya mente absorbía a los conceptos y temas que encontraba allá. “In fact, I sometimes think I have never strayed outside that library,” dice Borges, refiriendo al impacto profundo en sus obras que tenía la biblioteca durante el resto de su vida.
Después de la visita prolongada de la familia de Borges a Europa, regresó a Argentina con sus ideas del ultraísmo que conoció en Seville, España. Ingresó en un grupo de poetas particulares: decidieron abandonar a muchos de los rasgos principales del ultraísmo europeo y de preservar a las partes que les gustaban—poemas “claros”, o sea, sin muchas palabras, sin mucho color local, y con muchas metáforas, incluso el uso de muchas imágenes de la naturaleza, las cuales la gente podía entender fácilmente. Así empezó Borges de intentar a cultivar a una identidad propia de Buenos Aires a través de la literatura.
Cuando su familia regresó a Buenos Aires, Borges empezó a descubrir a la ciudad como si fuera la primera vez que la hubiera visto. Su manera principal de descubrir a Buenos Aires era de hacer caminatas por la ciudad, en particular, los arrabales. Coleccionaba observaciones e interpretaciones de Buenos Aires en sus poemas y cuentos, invitando al lector de participar en el proceso de descubrir a la cultura y las partes especiales de la ciudad. El autor Michel de Certeau, en su capítulo “Walking in the City,” de su libro “The Practice of Everyday Life,” dice que caminar en la ciudad representa una manera de dar vida a las partes de la ciudad que uno se visita. Dice que el acto de caminar “affirms, suspects, tries out, transgresses, respects, etc. the trajectories it ‘speaks.’” De esa perspectiva, podemos entender que cuando Borges empezó a caminar por la ciudad, intentando entenderla como un ente vivo y complejo, creaba sus propias trayectorias y formaba sus propias perspectivas e interpretaciones de lo que veía.
Borges deseaba encontrar y representar a una ciudad que tenía su propio carácter aparte de él de Europa y que representaba de una manera la complejidad de los cambios que había visto la ciudad desde el principio del siglo XX. Buenos Aires había visto unas olas muy grandes de la inmigración antes y después de la primera guerra mundial, las cuáles influían en su cultura. Por ejemplo, según el autor Bridget Gleeson, el lunfardo se refiere al lenguaje de “los porteños” o sea, el lenguaje de los habitantes de la ciudad que desarrollaba con la llegada de inmigrantes italianos y la incorporación y modificación de sus palabras al español argentino. La palabra para referir a una cultura mezclada se llama el criollismo, lo cuál Borges le interesaba cómo incorporar en sus representaciones de Buenos Aires. Borges, en su obra ,“El tamaño de mi esperanza,” dice que quiere un criollismo “que sea conversador del mundo y del yo, de Dios y de la muerte. A ver si alguien me ayuda a buscarlo.” La segunda parte de esta cita constituye una invitación a la gente de ayudar a Borges de crear una cultura alrededor del misticismo de Buenos Aires. En su artículo, “El Buenos Aires de Borges,” Carlos Alberto Zito describe cómo Borges en sus caminos y por lo general “busca… el Buenos Aires argentino, el que se funde con el campo, el que no puede ser confundido con París,” destacando su intento de crear una identidad propia para Buenos Aires con que mucha gente podía contribuir y relacionar.
A Borges, le interesaba representar a Buenos Aires en una manera básica, sin glorificarla mucho, o sea, representarla de una manera en que podía discutir a las partes buenas y las partes menos buenas. Zito describe cómo parte de realizar a esta representación era que Borges “deambula entonces por los arrabales y espía a los bajos fondos de la ciudad, donde bulle el tango recio y prostibulario,” como testigo de la mezcla del bueno y de lugares oscuros de la ciudad. En su cuento, “El Sur,” Borges cultiva un misticismo alrededor de los compadritos y la música del tango, música de los compadritos. De hablar de la ciudad en una manera sencilla, y de no ocultar a las partes menos buenas, como la violencia asociada con los compadritos, Borges realizó crear un esquema para representar verdaderamente y todavía celebrar a la estética de Buenos Aires.
Esta versión musical del poema de Borges, Jacinto Chiclana, es parecida de oír a la música en la manera que tal vez la oía Borges—alguien que toca al tango mientras camine a las calles.
Una característica que sobresale en las obras de Borges es su uso de símbolos de la naturaleza para ilustrar a la ciudad y su misticismo. A Borges, le importaba mucho crear un sentido de hermandad entre la gente de Buenos Aires, y el uso de símbolos de la naturaleza representa una manera de invitar a la participación de la gente desde la perspectiva de hablar de símbolos bien conocidos y fácilmente observados en la vida. Los poemas de Borges cuando regresaba a Buenos Aires tienen un tono más positivo en contraste con los poemas que produjo más tarde, pero todavía emplea algunas de las mismas imágenes de la naturaleza en ambos. En su poema “Barrio reconquistado,” de su libro Fervor de Buenos Aires, Borges describe el arco que aparece después de un temporal fuerte y cómo “bendijo / con los colores del perdón de la tarde.”
Hay un eco en un poema de su libro Elogio de la sombra, en que dice “es aquel arco de la calle de Bolívar desde el cual se divisa la biblioteca.” En su ensayo, “Borges y la ciudad,” Manuel Hernández Benavides describe cómo el lector puede ver en la poesía temprana de Borges la “sensación” del “hombre que camina solo de noche en una ciudad que es pobre pero que es apacible, casi en completa harmonía del universo.” El intento de Borges de describir a la vida de Buenos Aires usando imágenes de la naturaleza era parte de cómo cultivaba esta estética de la harmonía del universo dentro de la perspectiva de una ciudad compleja. Otro ejemplo de un símbolo que emplea Borges frecuentemente en sus obras para crear a la estética de la ciudad fue el árbol. En el poema “Las calles,” menciona las calles “más afuera / ajenas de árboles piadosos” y en Elogio de la sombra, dice “es el gran árbol de la calle Junín que, sin saberlo, nos depara / sombra y frescura.” En ambos poemas, Borges está usando el mismo símbolo de la naturaleza para crear un sentido de los elementos constantes de la vida, que siempre nos rodean. Aunque varias cosas pueden cambiar en la vida y en la sociedad, todavía hay constantes cómo los arcos y los árboles que nos ofrecen algo familiar y pueden reflejar al bienestar de la sociedad.
Los poemas más tardes de Borges, como los de Elogio de la sombra tienen un tono un poco más triste, tal vez porque Borges está reflejando en sus obras y cómo había podido representar a la ciudad mientras podía verla. En “El Buenos Aires de Borges,” Zito escribe que aunque la ciudad cambiaba mucho década a década, Borges no pudo ser testigo a los cambios porque se dejó de ver en los años 50. En el poema “Arrabal” de Fervor, dice que, “el arrabal es el reflejo de nuestro tedio,” y que, “quedé entre las casas, / cuadriculadas en manzanas / diferentes e iguales / como si fueran todas ellas / monótonos recuerdos repetidos de una sola manzana.” Aunque el tono parece un poco aburrido y lento, el poema termina con Borges declarando que “los años que he vivido en Europa son ilusorios, / yo estaba siempre (y estaré) en Buenos Aires,” demostrando su habilidad de ilustrar y aceptar a los rasgos que parecen menos agradables de la ciudad mientras cultivando una práctica alrededor de reverenciar y celebrar a las cosas cotidianas. Hay un eco un poco más triste años después en Elogio de la sombra en que dice que, “Buenos Aires es la otra calle, la que no pisé nunca, es el centro / secreto de las manzanas…el barrio que no es tuyo ni mío, lo que ignoramos y queremos.” El tono es más resignado de que hay partes de la ciudad que nunca va a conocer, que van a permanecer un misterio, pero que todavía influyen en el carácter de la ciudad. Es posible que Borges hable así porque ya no puede ver a la ciudad, también refiere a las experiencias distintas de todas personas de caminar por una ciudad y de vivirla en sus espacios privados. A pesar de este, ha logrado crear una estética de cómo hablar de la ciudad aunque nadie, aun los que tienen visión, puede conocer ni ver de todas sus partes.
Borges intentaba a formar un esquema de cómo discutir y reconocer a la ciudad de Buenos Aires cómo un ente distinto de Europa, moderna en su propia forma. Usaba la poesía clara con imágenes de la naturaleza familiar para crear una manera atemporal de caracterizar y examinar a la vida y los cambios sociopolíticos que se experimenta. Aunque se enfrentaba con una variedad de obstáculos, especialmente la ceguera, Borges realizaba fomentar a una cultura de sentirse el orgullo de Buenos Aires en entender y celebrar a su historia y cultura única.
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AutoraEstoy tomando una clase en que exploramos entender varias ciudades desde la perspectiva de la escritura de ellas. Archivo
November 2018
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